Como ya lo hemos dicho, la falta de motivación es algo peligroso que no siempre se puede detectar fácilmente. Está en una especie de punto intermedio entre una causa de problemas y una consecuencia de otros tantos. Si se ignora, quizá se logren resolver (temporal o aparentemente) otras situaciones relacionadas con ella, pero continuarán apareciendo otras nuevas.
Por tanto es indispensable señalar su importancia y las áreas que no deben descuidarse jamás, tanto en el interior como en el exterior de la empresa. Sí, a las compañías debe importarles su impacto tanto en sus trabajadores, como en los clientes, los canales y los proveedores.
Motivación para la vida profesional
Es en donde una organización tiene un impacto más obvio para con sus miembros. Una de las mejores formas de actuar e contar con un programa de incentivos por parte de recursos humanos, para que más allá del salario, los trabajadores vean un reconocimiento mayor por su labor y haya un mejor clima organizacional.
Sin embargo, también es importante que la comunicación sea directa todo el tiempo, además de que la operación y la cantidad de personal sean adecuadas para no causar frustración. Finalmente es importante que haya apertura y claridad sobre el futuro que existe para cada individuo como parte de la empresa y cómo puede crecer dentro de la misma.
Lo personal también importa
Si bien es importante que los problemas de casa no afecten el trabajo y viceversa, tampoco debemos olvidar que todos somos humanos, no sólo partes y roles independientes el uno del otro.
Ignorar o ser indiferente con las situaciones que atraviesa una persona, afectará su motivación y lealtad, además de que añadirá una dificultad más al problema
Con los clientes
Imaginemos que un cliente experimentó un problema con el producto y, más allá de la máxima del servicio al cliente, la realidad es que sí, fue su culpa. Supongamos que ignoró una instrucción clara para utilizar lo que compró y, además de un par de problemas familiares y una deuda enorme, su perro se fracturó una pata.
Con todo eso, contacta a la compañía para saber si hay algo que pueda hacerse. Por supuesto que es imposible conocer las historias de cada cliente por arte de magia, pero este ejemplo sirve para entender que una acción o solución pequeña, puede hacer mucho por un cliente, su vida personal y su lealtad hacia la marca, sin generar un costo significativo para la empresa.
Algunos dirán que no es posible hacer reembolsos o dar repuestos a diestra y siniestra en ningún caso. Ante ello recordemos solo es necesario ver casos como el de Starbucks: ¿no te gustó el sabor? ¿Hubo un error en una orden extra? ¿Saliste del establecimiento y se te cayó tu bebida? No hay problema, tendrás una nueva sin costo.
Cuidar y consentir a los clientes no es un lujo, es una necesidad que trae grandes recompensas, mejorará su día y su relación con la marca.
Canales y proveedores
Dos jugadores muy importantes y muy descuidados en las empresas. Usualmente se les ve como intermediarios entre uno mismo y algún objetivo (vender más o conseguir algo). La realidad es que humanizarlos es el primer y necesario paso para motivarles.
Si los canales reciben algo adicional, tanto en incentivos tangibles como en la satisfacción emocional y cierta seguridad, darán prioridad a vender lo que cierta empresa ofrece, antes que lo de sus competidores.
Por otra parte, si los proveedores también son vistos como más que alguien que viene a dar un servicio o producto, la relación con ellos mejorará, junto con la calidad del servicio que nos ofrecen. Sí, somos sus clientes, pero también somos socios de cierta forma y una relación profesional exitosa necesita más allá de los mínimos para dar mejores resultados.