Se habla mucho de liderazgo desde hace décadas. En los últimos años el énfasis en ser líder ha crecido más y más, con lo cual muchas personas en posiciones de autoridad creen que eso los convierte en líderes automáticamente. El problema es que muchos que así se autodenominan, carecen de una de las principales características del liderazgo:
Humildad
No se trata de ser débil o manipulable. Tampoco de aprender a responder mecánicamente con negativas, a cada cumplido que se hace. Más bien es importante enfocarse en las personas y en acciones que beneficien a todos.
¿Hay problemas con buscar el beneficio propio? No, siempre y cuando no se anteponga al colectivo o peor: dañe a los demás. Además muchos jefes se olvidan de reconocer e incentivar a sus equipos. Esa es una de las grandes diferencias entre un líder y alguien que solo tiene un puesto clave en una empresa.
Asimismo, los líderes no solo actúan en beneficio de otros sino que también son fuente de…
Inspiración
Muchas personas humildes no se enfocan en este rubro. Los líderes inspiran a otros, ya sea como figuras a imitar o mediante la ayuda y motivación al talento humano, para que este alcance su máximo potencial y lo aproveche.
Parte de ello se hace con la formación de relaciones sólidas. Si el vínculo entre dos personas es más fuerte, los intereses se comparten y la preocupación por el otro urge. El error común es creer que solo un buen ejemplo es suficiente.
Sí, ayuda y es indispensable para un líder que sus palabras y acciones sean congruentes. Pero no es la única forma de inspirar. De hecho no será inspiración para nadie si es una persona fría y lejana del resto de los miembros de la organización.
Responsabilidad
Aunque es obvio, muchas veces nos olvidamos de todo el peso que tiene la responsabilidad. No solo implica tomar decisiones de negocios que afectarán a la empresa y a todos los que ahí trabajan. Es importante tener responsabilidad ética.
Los demás verán a un líder como un punto de referencia. Sus decisiones afectan a todos en su área o en la empresa. Sí, una buena inversión o una gran venta mejorarán las cosas en el interior, pero si no hay un interés genuino por los demás, y una integridad moral, que se refleje hacia la sociedad y el medio ambiente, entonces las decisiones tomadas no serán ideales.
Crecimiento constante
Es valioso reconocer que no todos somos líderes, y que eso no está mal. Lo que está mal es dejar de crecer y aprender para mejorar. Quizás un director comercial nuevo no es un líder. Su responsabilidad incluye buscar los caminos para capacitarse de mejor forma para guiar a su equipo, así como reconocer sus fallas y corregirlas.